Es una fundación muy joven, y que importante es ver que al más puro estilo de M. Josefa Campos, sus hijas siendo requeridas y escuchando la voz del Espíritu parten para tierras peruanas con una MISIÓN de MISIONES. Un camino ante lo desconocido, pero con un OBJETIVO fundamental: DEDICAR LA CASA DE LAS HERMANAS PARA ACOGER A LAS NIÑAS NECESITADAS (Las Doloretas de nuestros días, de nuestro momento. Nada es fruto del azar, nada se hace en un instante, toda obra de amor se construye lentamente.
Por eso hoy creo que es un día para dar gracias a Dios por:
El Espíritu Santo que iluminó aquel sueño hoy hecho realidad
Damos gracias a Dios por las Operarias Catequistas que escucharon su voz, no endurecieron el corazón y como María se pusieron en camino donde la vida clama.
Por las Hermanas que dijeron sí a la misión encomendada y partieron a Perú Hna. Visi, Hna. Encarnación, Hna. Pepa, Hna. Socorro, Hna. Carmen Caño, Hna. Mª Carmen Corbacho y Adriana.
Damos gracias por todos los benefactores que durante todo este tiempo hasta nuestros días han colaborado y colaboran en el sostenimiento de la misma. GRACIAS A TODOS POR VUESTRA GENEROSIDAD.
Gracias a los colaboradores de Perú que son un puntal y un acompañamiento en la misión de la CASA DE ACOGIDA.
Gracias a Dios por las niñas que junto con todos nosotros van escribiendo la historia de su vida al abrigo del lema apostólico del Instituto:» TOMA AL NIÑO Y NUTRELO PARA MI»
Las manos de las niñas de la CASA DE ACOGIDA MADRE JOSEFA CAMPOS son hoy más que nunca manos unidas, manos que tienen la oportunidad y la dignidad de una vida mejor, de un mundo con el que todos queremos, manos que están siendo preparadas para saber ganarse el pan nuestro de cada día desde la educación que están recibiendo, la asistencia sanitaria necesaria para crecer, manos que reciben todas las ayudas necesarias para su desarrollo emocional….manos para la vida, manos para la esperanza….gracias por la vida de todas las niñas que durante estos diez años han sido y son parte ya de la vida de todos nosotros.