Uno de los nutrientes principales de la vida de las Operarias Catequistas es la oración. A imitación de Madre Josefa intentamos que toda nuestra vida esté impregnada de una fuerte e íntima relación con Dios.

Su vida era constante y amorosa comunicación con Dios. Ella no tenía tiempos de oración. Toda su vida era oración. Y así lo recomendaba a sus hijas. “Ánimo hijas, sed almas de mucha oración, de mucha comunicación con Dios y para ello callad mucho, pues en la soledad y el recogimiento habla Dios al corazón y mucho más haréis con el silencio y la oración que con grandes discursos”. (La Catequesis: pasión y compromiso pag. 77).

Del mismo modo Dios es para nosotras alguien realmente vivo por la fe, en el que “vivimos, nos movemos y existimos”. Con el que hablamos y por el que nos dejamos interpelar. Alguien para quien reservamos tiempo y espacio interior para discernir en el silencio su designio sobre nosotras.

oracion
Donde realmente encontró nuestra M. Fundadora la experiencia del amor de Dios fue en la oración y en ella es donde nosotras la hemos de buscar. Sólo la oración hará de nosotras personas contemplativas de Dios en medio de la vida y de la actividad. Solamente en ella encontraremos el lenguaje con el que hemos de manifestarlo a los demás y la inteligencia para discernir y acoger el amor que nos manifiesta a través de los otros.

La oración identificó a la Vble. M. Josefa con el Dios amor y ese es nuestro camino para amar a Dios como Él se ama a si mismo, con su propio amor, y ese amor se manifiesta en el amor a sus criaturas. Esa es la verdadera teología mística: El amor de amistad que nace de Dios y que nos une a los otros con Él, es el fin para el que hemos sido creadas.
“La oración es la misma consagración en ejercicio, que nos hace vivir únicamente para Dios; de ella dimana la fecundidad de nuestro apostolado. Tenemos presente que cuanto más amplia haya de ser nuestra acción, tanto más intensa debe ser nuestra contemplación, para guardar el equilibrio necesario. Sólo desde la auténtica vida de oración y de un trato familiar y asiduo con el Padre, en fe viva, seremos profundamente humanas, comprensivas y abiertas en amor verdadero y eficaz a todos los hombres.( Const. Nº 46)

LA ORACIÓN DEBE ESTAR RELACIONADA CON LA REALIDAD QUE VIVIMOS Y EN ARMONÍA CON NUESTRA ACCIÓN EN EL MUNDO.